domingo, 21 de julio de 2013

--Mis amigos, cuando creen que me he equivocado, son mis detractores mas duros: Para mi un amigo es alguien que primero me soporta, y yo le soporto a èl con todos sus defectos y todas sus virtudes; es alguien con quien tengo la capacidad de poder pelearme, claramente, sin que ninguno de los dos se ofenda, ni salga realmente dañado nunca.
Es alguien a quien pides perdón al ver que lo has ofendido en algo, o al revés si el te ha dañado a ti. Reconoces todos sus defectos y se los echas en cara, y el reconoce todos los tuyos y hace lo mismo. Es un individuo que, al mismo tiempo que apoyarte cuando estás cayendo, te ayuda a ser mejor cuando ve que estas con la cresta alta. Esto y otras muchas cosas más es un amigo......Es difícil encontrarlo si no lo buscas; además al amigo hay que cuidarle, como èl debe de cuidarte a ti. Entonces los amigos se convierten para ti en lo más importante de este mundo, por encima de todas las cosas
JOAN MANUEL SERRAT

PABLO ALBORÁN - TANTO, QUIÉN Y 19 ROMÁNTICAS MÁS


jueves, 18 de julio de 2013

 
 
En tus olas me refugio dia a dia, soñar, soñar mecida entre tus aguas, los pies descalzos sobre la fina arena, caminar, caminar, hasta agotar la mente, caer rendida a tus pies agua, mar, arena, ruido de olas al chocar en las rocas como un batir de alas, me faltáis vosotras gaviotas, nunca estais aqui, pero siempre dentro.
 
Correr, correr sobre tu playa deseando llegar a un punto, alcanzar el centro, vuelvo a ti, una vez más y no me canso de soñar contigo, de escuchar tu voz, sumergirme dentro, sentir la frialdad de tu cuerpo con el calor del mio y hablarte mar, como ayer, como hoy, me escuchas y otorgas, sabes de mis tristezas y alegrías, de mi ir y venir contigo, aun sin ti, aunque estés, siempre conmigo "era la sed y el hambre y tu fuiste la fruta".


lunes, 15 de julio de 2013

Si pudiéramos quemarlo todo....
Pero en nuestro mundo seguirán creciendo flores que se marchitarán, porque no estaremos para recogerlas, aunque llueva estará triste tu camino.

Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo, porque fuerte es como la muerte el amor ... las muchas aguas no podrán apagar el amor ni lo ahogarán los ríos.

 
 
Vamos a jugar a la interpretación de sueños, digo vamos a jugar porque no me considero capacitado, ni mucho menos, para interpretar los sueños de nadie; no obstante la noche y el estado de inconsciencia con su multitud de símbolos y hechos extraños me ha atraído siempre. Por lo tanto voy a intentar darle forma a un sueño que me ha relatado una persona a quien conozco.
 
El sueño que nos ocupa dice más o menos lo siguiente:
 
 "Camino por una calle de la que solamente veo la parte izquierda, hay muchos árboles muy juntos, es de día y los árboles dan sombra, llevo un niño en los brazos; de repente el niño cae al suelo y todo ocurre entonces con rapidez, la gente se abalanza sobre el crio y le corta en pedazos, seguidamente los entierran en los huecos de los árboles y los pisan cubriéndolos de tierra".
 
Este ha sido un sueño repetido muchas veces, lo que ya le da un carácter interesante. Según tengo entendido su aparición se ha realizado durante unos cuatro años; de los 17 a los 21, edad en la que me ha sido contado, el sujeto en cuestión es una mujer.
 
No estará de más describir en unas líneas a esta mujer; se llama Elvira, de complexión robusta y firme, estatura más de 1,60 mts., manos pequeñas y llenas, dedos cónicos con uñas también pequeñas; la cabeza y la cara alargadas, pelo rojizo, fuerte, de ondas largas, boca pequeña, nariz regular recta y prismática, ojos muy grandes, destacan mucho en su cara dada la delgadez de ésta, color pardo claro, frente abombada que oculta bajo un flequillo con intención de acortar la dimensión de la cara y la disparidad de dimensiones entre su longitud y su anchura. Actualmente se ha abierto el flequillo y enseña la frente, me da la impresión de que esta maniobra es significativa, como abandono de antiguos prejuicios, de mostrarse tal como es: de aplomo algo más afianzado últimamente en que se ufana de tener ya 21 años y "se mayor de edad", voz agradable cuando habla normalmente, tendencia a ser estridente y chillona en algunas palabras y finales de frases, yo casi diría que esa manía de cambiar la voz de sopetón en una maniobra parecida a la de ocultar la frente con un flequillo, la Elvira pequeñita y asustada se protege con un bocinazo desarticulado y no agradable, a la par que dominante.
 
Manias: mostrarse muy resuelta con ademanes bruscos, casi varoniles, mostrar un aplomo que no siente (precisamente cuando llega o quiere llegar a esta actitud, significativamente hace la voz campanada y chillona). Andar haciendo el bobo y torciendo las piernas; taparse la boca con las manos, o con una de ellas al reírse, es lógico, hace unos dos años tuvo un accidente de automóvil y sufrió una herida en el labio, al reírse el labio se distendía torciéndose algo; actualmente esa deformación ha desaparecido. Cuando sonríe delante de alguien conocido no suele llevarse la mano a la boca, pero estoy seguro de que esa maniobra instintiva de ocultar un defecto la llevará a cabo delante de alguien no conocido, desde luego si es varón.
 
Tendencia a sentirse desamparada y a sufrir por la cosa más nimia; es más romántica que un cubo lleno de margaritas. Tendencia a compadecerse de si misma en grado superlativo, la pobre y pequeña Elvirita se mete en su rincón y sufre porque nadie la quiere y estoy seguro de que se acongoja y lo pasa fatal, al mismo tiempo piensa la forma de mostrarse todo lo contrario a la gente. ¡no faltaba más¡ ella es Juana de Arco montado en un brioso corcel y los problemas que la comen por todas partes los pisotea bajo los cascos del alazán. Pero los problemas por el contrario crecen ante ella y el caballo se va convirtiendo poco a poco en un perrito faldero, asustadizo y tembloroso. De nuevo renace el caballo y se salta los problemas, haciendo un esfuerzo de voluntad, pero una vez en el suelo aparece el perrito y el caballo se esfuma. Así una y otra vez.
 
Suele decirse que la cara es el espejo del alma y sobre todo los ojos. En Elvira los ojos son un espejo claro de lo que piensa o siente. Normalmente sus ojos grandes miran con temor, parecen asustadizos y cohibidos, parece que te dicen: "lo que me cuenta es verdad o se está riendo de mi"?. No obstante yo he visto esos ojos reflejar una enorme ilusión; ilusión fuerte, íntima, cambiaban la actitud de toda su persona, ya no hacia falta fingir, Elvira se mostraba entonces segura de sí misma, pletórica de un suave poder, los ojos eran espléndidos.
 
Como siempre me enrollo con otros asuntos y me he olvidado del sueño; volvamos a él. En realidad es un reflejo de su personalidad, al menos eso parece significar, sin olvidar que estamos jugando a los sueño.
 
Elvira camina por la vida (la calle) con un conflicto, un problema "en los brazos" al que trata de buscar salida o solucionar. Es de día pero a la sombra de los árboles la situación es insegura. "cae el niño al suelo", la situación se descubre ante la gente. Pero la reacción del mundo es destruir esa situación, liberarla de ella y ocultarla. Elvira quiere que la gente sea buena con su problema y que la eximan de responsabilidades, no que comprendan el problema, sino que sencillamente lo oculten sin más preguntas.
 
Me gustaría preguntar a Elvira:
 
¿Tiene algún impulso que ocultar, que no le es grato a su conciencia?
 
¿Quisiera que el mundo comprendiera ese impulso, o bien que se lo disculpara?
 
No olvidemos que estamos jugando.
 
Buenas noches y felices sueños
 
 
Estas notas que hoy garrapateo apresuradamente, tal vez me valga algún día para escribir un cuento o alguna historia emocionante.
Juan buscaba con ansia la oscuridad, deambulaba por una calle iluminada por mortecinos faroles y llevaba de nuevo a su memoria tantas alegrías desenfrenadas, tantas locuras cometidas hasta ahora. ¿Cuándo fue? un año antes, unas palabras pronunciadas un año antes que acentuaron su vida desordenada, no se inmutó al oírlas, las acogió con ferocidad, como un luchador ante un enemigo, como el atleta ante la meta deseada. Dentro de un año quedaré ciego, no hay remedio para su enfermedad. ¿Qué cual es mi trabajo? sonrió con soberbia recreándose en su destino, soy pintor; pintor, soy el dueño del color y de la luz, de la forma y de la belleza, de la oscuridad y del abandono. Mis pinceles tejen colores que en rápido giro transformo en luces, formas, pasiones, caos y bajezas; busco la belleza donde existe la fealdad, busco la pobreza donde existe el oro; pinto la forma repugnante donde está la forma infinita. Soy el maestro, el adorado, el ensalzado por la crítica y el público. Pinto el mundo y su entraña podrida, unos me alaban porque son como yo, incrédulos, apartados de esa verdad que no existe, otros me alaban también porque me temen, porque ven en mis lienzos sus vidas arrastradas y disimulan con una sonrisa vacilante, el temor de que otros puedan leer en sus ojos la falsedad de su vida. Otros me llaman loco, son los idiotas que no entienden y los otros los que creen, los que se arrastran tras una religión de bondad y de mediocridad; los que creen en Dios se horrorizan y rezan, pobres imbéciles, al ver, al tocar con los ojos mis lienzos, mis formas contra él, contra el Señor en que creen como asnos.

Solo tengo un año, bien, a gozar de la locura, a atacar con fiereza esa "verdad". Recuerdo ahora las palabras de un poeta ..... "el mal que hacen los hombres les sobrevive y el bien se entierra casi siempre con sus huesos..."

Me hundiré en el mal y los que me sigan se hundirán también en él, cuando se alce por encima de mi muerte. Para que quiero el bien si se enterrará con mis cenizas, con mi falta de luz, con mi ceguera. Mi ceguera, hoy, hoy me quedaré ciego; tengo a veces que palpar en mi estudio, tengo que buscar y acercarme a los ojos los tubos de colores, porque no los distingo; esta noche estaré ciego. Tú me castigas porque te infamé. ¿tú? y quien eres tú? si yo no creo en ti.

Estoy enfermo, debo ir a casa, a mi estudio a esperar el final, la oscuridad completa. Ya no podré pintar? Me volveré loco, por tu culpa me volveré loco. Pero ... aun veo, distingo formas y colores vagos, se lo que puedo hacer para vencerte a ti, al Dios de ellos. Si tu quieres dejarme sin luz esta noche, yo mismo puedo cegarme antes; soy el dueño de mi propio destino y me adelantaré a sus designios, un poco de ácido en mis ojos aun abiertos y te venceré de nuevo.
 
No quiero pintar, ya no me hace falta pintar. Por qué te ofendes? veo tu rostro apenado, por quien?, por mi? por qué te afliges? por mi? porque te quiero ganar la partida. Si tienes el poder que ellos dicen, porque tu, su Dios no me inmolas de un soplo, porque no me aplastas, en vez de mirarme con tristeza. Tu no existes, lo se, he de grabar esta idea en mi conciencia que vacila, nadie tiene poder sobre mi, nadie ... Tu?  no me mires así, no quiero que me tengas lástima, no quiero, no quiero ....no Dios mío, Dios mío, .... ampárame.
 
Juan despertó de su pesadilla, sus ojos cada vez más ciegos recorrieron muy abiertos, para captar la mayor luz posible, el lugar donde estaba, por la sombras, entre luces mortecinas, el olor a incienso, el eco del pensamiento que se perdía en las naves y columnas, se preguntó si aquello era una iglesia.
 
Estaba postrado en un reclinatorio y sintió sus mejillas húmedas por las lágrimas. Se acercó al altar, distinguió una imagen a su derecha y se aproximó más, era una imagen de María, vió casi en sueños su gesto maternal, de dulzura inmensa y de nuevo notó las lágrimas resbalas por su cara.
 
Oyó las doce, doce campanadas solitarias en una torre, ya sin luz en sus ojos abrió la puerta de su estudio, tanteó el interruptor, sonó un chasquido y todo quedó igual, la oscuridad más completa. Recordaba donde estaba el caballete con un lienzo aún sin tocar, a tientas se acercó a él y palpó la paleta y los colores a un lado. Que silencio había allí, parecía que todo estaba muerto. Tomó colores y los extendió en la paleta. Cuales serían? no lo sabré nunca, mojó los pinceles, los acercó al lienzo y empezó a manchar a su antojo, ciego y con una amarga sonrisa en la boca.
 
Despertó o creyó que despertaba, ya que no pudo ver la claridad del alba, estaba reclinado en el suelo y con la paleta y los pinceles en las manos.
 
Oyó golpes en la puerta, a tientas con las manos extendidas, buscó el cerrojo y abrió. Conoció por la voz a Miguel su mejor amigo, éste al verlo le habló con cariño y palabras de consuelo.
 
... cuando acabó todo? le preguntó - anoche antes de las doce se hizo la oscuridad total.
 
Hubo un silencio, oyó una exclamación de asombro, luego habló Miguel con voz agitada, y eso, cuando has pintado ese cuadro? Ayer tenias el lienzo en blanco; Juan sonrió sin comprender, ¿Qué cuadro? ah, el lienzo, una mueca de tristeza se dibujó en sus labios; ayer lo manché cuando ya no me rodeaba más que la oscuridad, fue un deseo infantil, una locura .. pero. Miguel¡ no contestas, dime que hay en él.
 
Silencio, solo silencio lleno de emoción siguió a estas palabras y lo que Juan no podía ver era, la dulzura de sus ojos, la ternura del gesto de la mujer que habían dibujado sus pinceles ciegos. Nunca más se podrá conseguir la expresión de misericordia infinita que tenia Maria, plasmada en el lienzo que se alzaba ante ellos.

lunes, 8 de abril de 2013

El hombre colocó junto a él un montón de cuartillas, tomó la pluma y se dispuso a imaginar teorias.

Ante su mesa de trabajo solo existia una ventana, una noche y un firmamento del S. XX

Pretendia llegar a conocer la síntesis de la idea absoluta, buscó un punto de partida y encontró su hipótesis en él mismo. Yo soy el principio, pues cuando algo hago mal, hay una voz en mi interior que rie o llora, pero al mismo tiempo hay otro ser en mi que es opuesto, entonces de la unión de estos dos individuos estará la verdad.

La noche cayó sobre él y la luna se ocultó definitivamente; el papel emborronado de cifras, números y números.

De pronto sintió ante él una enorme luz que le deslumbró, su mano pareció cobrar vida, una vida sin ser él mismo y después oscuridad.

Todo su ser se desprendió de él mismo y comprendió su verdadera realidad, estaba muerto hace miles de años y... recordó, recordó su triste juventud, en la que la palabra infinito tenía un valor casi mágico, donde solo existían sus cifras y números que eran su único yo, allí, pretérito y futuro se encontraban en un punto único que Borges llamó Aleph y que nosotros denominamos cuarta dimensión.

Siguió sumido en la oscuridad, con sus números, escribiendo, escribiendo ... descifrando una vez más aquella realidad toda igual que siempre renace.

El alba comenzaba a teñir de blanco el horizonte cubierto de nubes, como una pequeña candela que tenuemente alumbrara el cielo negro, paso a paso, timidamente.

Juan no había dormido en toda la noche, se encontraba ahora sentado frete a tres lienzos que había estado pintando, lienzos deformes que definían claramente su estado de ánimo durante la noche en vela, eran pinturas abstractas y de líneas abigarradas grotescas en tonos rojos y negros, que se mezclaban en convulsas volutas formando un todo caótico. Después su espíritu se había serenado y la creación de su mano nerviosa se había refugiado en los recuerdos, amarillos y violetas en todos los tonos y mezclas imaginables se extendían en curvas que cruzaban el lienzo casi verticalmente. Había dolor en los recuerdos y el pincel los había sentido guiado por unos dedos atormentados, sumidos todavía en un ayer de sonrisas y miradas húmedas.

Los verdes ocuparon mas tarde su cerebro, campos brillantes, hojas mojadas por el rocio, veladas por la delgada capa de escarcha o arrugadas y secas por el sol, perdida su tersura antes las ondas de calor o acentuada durante unos momentos por el frio que precede a la muerte. Se mezclaba entre ellos los verdes de la juventud, de la hierba en primavera, del árbol que renace con sus brotes nuevos al aire perfumado y suave de un cielo azul.

Juan no sentida ni sueño ni cansancio algunos, notaba un poco agarrotada la mano izquierda que había soportado la paleta muchas horas en una misma posición; estiró repetidamente los dedos de ambas manos, se llevó la derecha a la boca restregándose una mancha de pintura que le cruzaba el labio, miraba los cuadros desparramados por el estudio; sus ojos se clavaron en el lienzo de Maria, el busto de una mujer cubierto de luces, de arcos brillantes; su sonrisa, la dulzura de los ojos en ese mirar distante y ensimismado, la garganta y la curva sinuosa de los hombros; se estremeció. Ya eres una mujer María, ha transcurrido tu primera noche de amor; un hombre te ha entregado su cariño, te ha estrechado entre sus brazos y ha acariciado tu cuerpo. Tu has correspondido con tu virginidad y él la ha deshecho en un abrazo incontenible, ¿le has dado algo más?, tu dolor de niña y tu sonrisa de mujer; sonrisas, besos, lágrimas, dime, ¿le has dado algo más? tu alma quedó detenida en el umbral de la alcoba, tu alma pequeña llena de inocencia, la has perdido, se encuentra desorientada en una casa extraña, entre objetos que no conoce ella que solo sabe de ilusión y aire del camino, de risas que suenan en el bosque de los sueños, ella que fue como las hojas cuando nacen en primavera, como las ramas dormidas en el estío, se encuentra ahora en una tierra agria, entre retazos de verde amargo, dolorida antes los murmullos que se oyen en la habitación cercana. Ha venido hasta mi y se ha dormido en el aire de mi estudio.

Juan sentía el verde amargo en su pensamiento cansado, se volvió al ventanal y contempló el amanecer, le escocían los ojos enrojecidos por el insomnio.

Tenia ante si la tristeza del hombre solo, que lucha consigo mismo segundo tras segundo de su existencia, era una batalla que se libraba en su alma siempre alerta en la búsqueda de la belleza

Tristeza en los recuerdos. El sol, como un globo rojo, se alzó entre nubes tiñéndolas de púrpura.

Tristeza en las manos cansadas de pintar; el cielo negro se hizo blanco en el horizonte y azul Prusia en el infinito.

Tristeza en los ojos cansados de mirar.

La niebla se disipó en los tejados, anudándose estremecida en las chimeneas y los picos de las buhardillas, el aire se hizo cristal.

Tristeza en el corazón que quiere seguir latiendo.

El sol se fundió en un crisol amarillo y lanzó su primera onda de calor.

Tristeza en el cerebro que sueña y sueña sin cesar.

El segundo rayo de sol lleva sonido de campanas y brillo de esperanza.

El alma se llena de transparencias; el cielo se vuelve azul en el esplendor de la mañana, el aire se respira, profundo, inunda el cuerpo de savia fértil.

Soñar con la risa de una mujer que brota de las paredes del estudio; con los susurros de amor que se escuchan en el aire, con las miradas de ternura que se filtran entre los lienzos.

Soñar con los tejados sin fin de la existencia, con la ciudad que despierta confiada, con los niños que juegan, con los hombres que trabajan como máquinas y las máquinas que aprenden de los hombres.

Soñar con el agua que corre entre las peñas, con el fondo de los lagos oscuros, con la montaña altiva y estremecedora, con los bosques, las flores, los pájaros y el alba, el viento y el mar. Soñar con vivir.

Cuando el tercer rayo de sol abrió definitivamente el nuevo día, Juan con la mirada perdida en su blancura, sonrió.